¡DEJA DE MIRARME!

Bruno de Halleux
Traducción de Alejandro Olivos
Originalmente en: Edición Especial del Boletín de las Jornadas 46 de la Escuela de la Causa Feudiana de Paris: El autismo y la mirada

Tres años en la Antenne 110 y la situación sigue extremadamente difícil. Yuri no cesa de quejarse del otro, especialmente del otro que no cesa de mirarlo. “Me está mirando, ¡córtala!”, grita Yuri. El puñetazo surge muy rápido, golpea al otro que lo mira, golpea la mirada, la cual no ha sido extraída del campo de la realidad.
A su llegada, se siente perseguido por insectos que lo pican. Un año más tarde, no logra conciliar el sueño ya que ve brujas sobre las ramas de un árbol; esas brujas están ahí, lo miran. Actualmente, Yuri toma la iniciativa de mirar.
Él mira… pero, ¿qué es lo que mira? Siempre la misma cosa: en YouTube, hace pasar en bucle secuencias de películas, secuencias ultra-violentas. Se trata de personajes de películas, como Hulk, Zombies, etc.
Dichas imágenes no lo representan, ellas son Yuri. Él es la imagen, la encarna, golpea, insulta, le pega al otro tal como lo hacen sus héroes.
¿Dónde mira dichas secuencias en bucle? En su casa. Nada puede impedirle a Yuri el mirar. Es más fuerte que él. Sus padres se sienten impotentes, él mira, una y otra vez, sin fin.
La imagen que lo capta, continuamente, está completa. Lo atrapa, lo aspira. No hay la perdida inherente al objeto “mirada”. Él está cautivo en una imagen al infinito, donde lo que ve es él mismo, y él mismo es la imagen. Un día, Yuri se mira al espejo, se escupe y se insulta.
Puñetazos y cachetadas llueven sobre el otro, niños y tratantes.
Entonces, ¿qué invención puede encontrar un tratante para abordar a Yuri sin encarnar una mirada maligna?
Marie, una tratante, la ha encontrado. Yuri está a punto de explotar. Ella lo llama y le dice: “Mi pequeño fish-stick de frutilla”. El golpe no surge, Yuri mira a Marie con una gran sonrisa, se ríe con ella de esta acertada palabra.
Nathalie también ha encontrado algo. Yuri se le acerca y le pregunta a quemarropa: “¿Te gusta la violencia?” En seguida, ella le responde: “¡No! no me gusta la violencia, pero sí los espaguetis y las pizzas”. Yuri se ríe a carcajadas.
Esto funciona hoy día… Más tarde, o mañana, habrá que encontrar una nueva invención.
Los juegos con las palabras, los juegos con el sinsentido lo distraen, lo alivian de esta mirada omnipresente, de este objeto no-extraído que no cesa de perseguirlo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario