Boletin nº 17 febrero 2018


El imperio del uno. Diálogo con educadores a propósito de la Educación Inclusiva. Lizbeth Ahumada

El imperio del uno[1]
Diálogo con educadores a propósito de la Educación inclusiva

Por Lizbeth Ahumada Yanet

El Uno como cifra está inmerso en la historia del pensamiento. Significa el trazo de la serie, la enumeración, la contabilidad de los elementos que componen el mundo; incluido, claro está, el ser humano. Salto fundamental en el desarrollo de las ideas y de las ciencias. La filosofía se ha consagrado a su entendimiento desde hace varios milenios, en innumerables esfuerzos por encontrar en ese rasgo unitario el germen de la vida misma, el elemento básico de la existencia, del Ser. Aquí una evocación a El Parmenides de Platón. Igualmente toda política de la igualdad imperante desde tiempos clásicos se basa en esta aspiración: tratar a todos como Uno, o al menos invocar Una legislación para muchos. Así, decir todo y Uno (con mayúscula) en un sentido, es lo mismo. En cada época ha tomado formas diversas, pero al final, todo se viste de Uno. Y no es necesario forzar esta idea al plantear que, finalmente, cualquier acto de segregación tiene por detrás el rostro de aquello que no pudo cubrirse bajo el manto de la Unidad. Hay pues una aspiración, sin mayores vueltas, una tendencia “natural”, un eterno retorno de la tentación de anular lo diferente. Uno es una tentación que se inscribe en diversos escenarios que resultan la base de principios prácticos y de doctrina. Y sin ir más lejos se configura en un verdadero ethos con relación al lazo social. Uno cerrado, autoerótico y anacrónico. Si a este Uno se le adosa la idea del Ser, encontramos, en este plus, el mayor obstáculo en la apertura al Otro de la diferencia radical. Los fenómenos gregarios apuntan a significar esta idea de Ser Uno con los demás.
El psicoanálisis se interesó por ello a partir del planteamiento freudiano de la ilusión de Unidad fundamento de la matriz constitutiva del yo; es decir, el yo como formación ideal y psíquica no es otra cosa que el Uno realizado, es una instancia que se funda sobre la idea de cierre, de autenticidad, de unicidad, de propiedad. A eso lo llamó Freud, apelando al mito griego, la estructura narcisista del yo. Pues bien, es a partir de esta noción que tendremos que decir que esta inclinación está en la base de la relación, del lazo con los otros. El concepto de masa, por ejemplo, es una aplicación contundente de este pensamiento, al tratarla, con fines determinados, como un solo y mismo individuo. En este punto baste recordar el estudio de Ortega y Gasset sobre la rebelión de las masas. Freud, por su parte, habló de Psicología de las masas y análisis del yo, para enfatizar justamente esta continuidad en la idea de un Uno en lo que concierne al yo y al Todo. Es necesario señalar que con el psicoanalista Jacques Lacan la pregunta a que da lugar esta constatación de la presencia incesante de la aspiración a la Unidad: ¿De qué Uno se trata? Es una pregunta que debe ser expropiada de la la práctica analítica, para pensarla a propósito de las acciones que dan lugar a un campo razonado de práctica en virtud de la relación con otro. 

Asuntos de familia en la clinica del autismo. Elida Ganoza

Asuntos de familia en la clínica del autismo

Por Elida Ganoza
Elida Ganoza

Lucile, soy la madre de al lado, detrás de ese muro que no se ve. Me gustaría entrar para ver cómo está organizado tu interior.
Pero no hay puerta, ni llave, incluso estoy segura que no hay lecho. Entonces, hay que trepar sin cesar, pero es muy duro.
Demasiado alto para mí. Me gustaría hacerlo explotar y destruirlo con mis dedos.
Este muro tan fino en realidad, verlo volar en mil pedazos y poder encontrarnos un día y que corras a mis brazos.
Eugénie Bordeau, madre de Lucile. 
Documental Su Normalidad.

La familia es el lugar donde todo se equivoca, ¿qué son los hijos para los padres?, ¿qué son los padres para los hijos? Es el lugar de los malentendidos que circulan, de los secretos que se guardan, de los afectos que se complican y de ficciones que se transmiten.
Reflexionar sobre la familia de niños y jóvenes autistas es una manera de aproximarnos a los asuntos de familia que, en la vida cotidiana de sus integrantes juegan un papel significativo puesto que implica ir construyendo lazos entre ellos difíciles de establecer sin poner de su parte mucho esfuerzo, dedicación, invención a la vez que supone posponerse e inclusive renunciar a satisfacciones personales, por un hijo o un hermano con él cual no pueden comunicarse ni comprender lo que le pasa. Al ser éste reticente a la alienación significante, el vínculo es precario de entrada. A su vez tienen que lidiar con un mundo fuera de la familia, que muchas veces se muestra poco empático,
intransigente y porque no decir segregacionista.
¿Cómo podemos tener noticias de los asuntos de familia, cuando el autismo nos confronta con un sujeto que presenta una ruptura con su ambiente familiar, producto de un rechazo al Otro? ¿Cómo poder escucharlos si no nos dicen nada sobre sus ficciones, sobre sus fantasmas recreados por el ámbito familiar? No poseen la muleta, la pantalla y los artificios del inconsciente simbólico y sus interpretaciones. No tiene un goce localizado, recortado en el cuerpo. La palabra, cuya estructura se ancla en la demanda, no opera pidiendo un sentido sobre el ser. Sus palabras no se presentan articuladas a un discurso, a un cuerpo, a un lazo social, lo que no le permite decodificar los acontecimientos del entorno, ni los mensajes que se le dirigen. Sin pregunta sobre el ser que pueda movilizar las significaciones, lo simbólico está, según palabras de Lacan, congelado1 sin poder desplazarse, ni generar metáforas ni equívocos. Pero cada niño instaura una vía de defensa que nos da una pista.