Asuntos de familia en la clinica del autismo. Elida Ganoza

Asuntos de familia en la clínica del autismo

Por Elida Ganoza
Elida Ganoza

Lucile, soy la madre de al lado, detrás de ese muro que no se ve. Me gustaría entrar para ver cómo está organizado tu interior.
Pero no hay puerta, ni llave, incluso estoy segura que no hay lecho. Entonces, hay que trepar sin cesar, pero es muy duro.
Demasiado alto para mí. Me gustaría hacerlo explotar y destruirlo con mis dedos.
Este muro tan fino en realidad, verlo volar en mil pedazos y poder encontrarnos un día y que corras a mis brazos.
Eugénie Bordeau, madre de Lucile. 
Documental Su Normalidad.

La familia es el lugar donde todo se equivoca, ¿qué son los hijos para los padres?, ¿qué son los padres para los hijos? Es el lugar de los malentendidos que circulan, de los secretos que se guardan, de los afectos que se complican y de ficciones que se transmiten.
Reflexionar sobre la familia de niños y jóvenes autistas es una manera de aproximarnos a los asuntos de familia que, en la vida cotidiana de sus integrantes juegan un papel significativo puesto que implica ir construyendo lazos entre ellos difíciles de establecer sin poner de su parte mucho esfuerzo, dedicación, invención a la vez que supone posponerse e inclusive renunciar a satisfacciones personales, por un hijo o un hermano con él cual no pueden comunicarse ni comprender lo que le pasa. Al ser éste reticente a la alienación significante, el vínculo es precario de entrada. A su vez tienen que lidiar con un mundo fuera de la familia, que muchas veces se muestra poco empático,
intransigente y porque no decir segregacionista.
¿Cómo podemos tener noticias de los asuntos de familia, cuando el autismo nos confronta con un sujeto que presenta una ruptura con su ambiente familiar, producto de un rechazo al Otro? ¿Cómo poder escucharlos si no nos dicen nada sobre sus ficciones, sobre sus fantasmas recreados por el ámbito familiar? No poseen la muleta, la pantalla y los artificios del inconsciente simbólico y sus interpretaciones. No tiene un goce localizado, recortado en el cuerpo. La palabra, cuya estructura se ancla en la demanda, no opera pidiendo un sentido sobre el ser. Sus palabras no se presentan articuladas a un discurso, a un cuerpo, a un lazo social, lo que no le permite decodificar los acontecimientos del entorno, ni los mensajes que se le dirigen. Sin pregunta sobre el ser que pueda movilizar las significaciones, lo simbólico está, según palabras de Lacan, congelado1 sin poder desplazarse, ni generar metáforas ni equívocos. Pero cada niño instaura una vía de defensa que nos da una pista.

Los practicantes del psicoanálisis, ante esta problemática que nos convoca, nos preguntamos cómo abordarla. Pensamos que una vía es acercarnos a los testimonios de los adultos autistas del alto nivel, los cuales nos pueden brindar pistas para investigar la buena manera de proyectar nuestra praxis y por eso pensamos que es una prioridad escuchar o leer lo escrito por ellos con respecto a sus vivencias con su familia, las relaciones que establecieron con cada uno de sus padres y hermanos como por ejemplo escuchar una entrevista a Jacqueline Léger, autista, que escribió el libro “Un autismo que se dice... Fantasma Melancólico”, que manifiesta como percibía a su familia y los sentimientos que le generaba.2 Como nos transmitió Miquel Bassols, en la conferencia que lleva por título “La lengua familiar” que inauguró el VIII ENAPOL en Buenos Aires, “uno habla de su familia pero es la familia quien habla en él, es la lengua familiar la que lo habla a uno, sin poder salir de la propia lengua familiar para hablar de aquello que lo determina en ella como sujeto”. Y esto se cumple también para el autista, por lo que otra vía a considerar es la de conversar con los padres que acompañan día a día a sus hijos, para poder acercarnos a “los asuntos de familia bajo la perspectiva del goce del Uno familiar, que se nos aparece extraño y que no se deja asimilar tan fácilmente por la lengua familiar…” y preguntarnos siguiendo a Bassols “¿cómo encontramos esta incidencia del Uno solo, en la actualidad de la familia” que tiene un integrante autista?. Si es “el niño, él que ahora toma el primer plano de la organización familiar y llega a la familia como un verdadero bárbaro inesperado, llega como un intruso en la pareja parental”3. ¿Cómo abordan los padres la hiancia que se presenta entre su lengua y lo que no resuena como parloteo ni como laleo en su hijo, en la mayoría de los casos? ¿Cómo se las arregla la pareja parental o la madre que es la que asume la mayor responsabilidad en el cuidado del hijo en las familias abordadas? ¿Cómo la trama del discurso familiar la subjetiva un sujeto autista?, ¿Cómo puede arreglárselas con los imperativos de goce que impregnan ese discurso? ¿Qué ofrece el psicoanálisis a los padres, y cómo los padres pueden enseñar al psicoanálisis?
Para que un trabajo con el niño autista sea posible es necesario que los padres tomen una posición de partenaires y el psicoanálisis, más allá de cualquier ideal de normalidad, puede ofrecer a alguien que quiera saber sobre sus vicisitudes, causarlo para que quiera descubrir las razones a sus impases y así encontrar la manera de cómo hacer con eso que lo hace sufrir, inventando una respuesta singular. Pero antes de ello también le permite ordenar su discurso, lo que siente y piensa respecto de lo que le acontece. El psicoanálisis de orientación lacaniana, no busca instalar un ideal de padres y madres, ni
tipificar sus fallas, lo que se busca es que los padres hagan transferencia con el psicoanálisis, con el psicoanalista o con los intervinientes en la práctica entre varios y que se asuman como interlocutores válidos para nosotros.
A los psicoanalistas se nos hace ineludible, leer, detectar la presencia de ese modo singular e irrepetible que adopta su lengua privada, su medio particular de protección, los objetos de los que se apropia o pedazos de éstos, rastreando los signos de ese “tratamiento” que el niño va realizando para defenderse de aquello que lo invade y que no puede poner en palabras. Tenemos que estar atentos a sus construcciones e invenciones originales, quizás incipientes y que si las dejamos pasar, se corre el riesgo de perderlas. Abrir así, un espacio de espera para el advenimiento de un sujeto en el tratamiento con estos niños, acompañarlos en su doble trabajo de fijar y recortar el goce por un lado, y de vestirlo de imágenes y palabras por otro.4 Esta tarea a la que estamos comprometidos no es sin los padres, su lugar es fundamental y su responsabilidad con sus hijos es irremplazable. Para que el trabajo con los niños autistas sea fructífero y llegue a buen puerto, tenemos que navegar junto con los padres, porque ellos son los que con su saber, pueden explicarnos a nosotros lo que solo ellos saben de su hijo y transmitir sus asuntos familiares, sus ficciones, fantasmas, y así nosotros poder localizar la manera única en que el cuerpo del niño quedó marcado y de habitar el mundo que lo rodea. El saber de los padres los instituye como sujetos y nos limita como rivales potenciales y amenazantes de los cuales deberían defenderse, permitiéndoles inventar pautas a la medida de sus hijos y de las situaciones concretas, teniendo en cuenta que son soluciones temporales, hallazgos que se construyen, poco a poco, soportando este nivel de incertidumbre para recomenzar cada día.
Por lo señalado, el grupo que integro, Psicoanálisis y Autismo de la NEL Lima, vio por conveniente realizar una invitación personal a padres y a familiares de sujetos autistas. Orientados por nuestras interrogantes, sobre la clínica del autismo, que forman parte de nuestros lineamientos de investigación, se siguió con un taller de padres, cuyo tema de conversación lo enmarcamos con el título “Los desafíos de ser padres” a lo largo del año 2017 y que continuaremos en este año, 2018.
Nuestro objetivo es la de brindar a los padres un espacio donde sean escuchados sobre lo que ellos tienen que decir de sus hijos, y de ese modo puedan efectivizar su función de padres, puesto que muchas veces puede no ser reconocida por aquel que, como hijo, se esperaría que lo hiciera. Palabra a menudo frágil que enuncia que su hijo no lo obedece, no lo escucha, no lo reconoce o se harta de él. Dar la palabra a los padres es preservar su lugar de padres, reconociendo a su hijo más allá del autismo y a su vez preservar el lugar de los niños y jóvenes autistas.
De esta manera nos dejamos enseñar por los padres y por los niños y jóvenes autistas.

(1)Lacan, J. “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma” en: Intervenciones y textos 2,
Manantial, Bs.As., 2006, pág. 134.
(2) “Palabras de una autista: Entrevista a Jacqueline Léger”, octubre 2016, disponible
en: http://observatoriodeautismonel.blogspot.pe/2016/10/palabras-de- una-autista-
entrevista.html
(3) Bassols, M., “La lengua familiar” setiembre 2017, en:
www.radiolacan.es/topic/1056com/ /3
(4) Hoffmnn, C., “En otro sentido” en: Una clínica posible del autismo infantil,
Ediciones Grama, Bs. As., 2012, pág. 146.

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