Boletin Nº 16 . Diciembre


Entrevista a Jean-Claude Maleval. Por Marita Manzotti


                                          Entrevista a Jean-Claude Maleval
Por Marita Manzotti

M.M.: ¿Cómo fue su encuentro con el autismo? ¿Qué consecuencias tuvo para su práctica?
J.-C.M.: Al inicio de mi práctica, en los años ‘70 y ‘80, me encontré con autistas en un instituto médico-psicológico, e hice el seguimiento de algunos en psiquiatría infantil.  Eran unos niños enigmáticos, que me costaba diferenciar de los psicóticos. En aquella época eran sobre todo éstos últimos los que captaban más específicamente mi atención, a causa de la investigación sobre “la forclusión del Nombre del Padre”.
  Mi interés por el autismo llegó más tarde, a fines de los años ’90, con la lectura de Temple Grandin y Donna Williams, que fue movilizada por algunos autistas Asperger, recibidos en mi práctica privada. Entonces, eso que yo consideraba como una forma extraña de psicosis comenzó a intrigarme. Me pareció que todavía no se lo conocía bien. A medida que su originalidad empezó a presentárseme, despertó de mi parte un interés creciente. La intuición de un espectro del autismo reposando sobre una estructura se abrió paso en un artículo de 1998, “Del síndrome de Kanner al síndrome de Asperger”.
  A inicios de los años 2000, un niño autista me enseñó mucho en cuanto a la transferencia y la dirección de la cura. Al final de ésta, convertido este niño en joven adulto, fue entrevistado durante un coloquio “Affinity Therapy”, organizado en la Universidad de Rennes 2 en 2015. Él consiguió hacer de su interés especifico, un oficio: actualmente cultiva y vende plantas carnívoras. Cuando le preguntaron qué recordaba del trabajo conmigo, respondió que le enseñó a cultivar sus pasiones. Él, algunos otros, y múltiples controles, me han hecho descubrir que el autismo es bien diferente de la psicosis y requiere un tratamiento adaptado.
  Un grupo de trabajo constituido en 2004 en Rennes ha contribuido mucho a estimular mis investigaciones. Se ha convertido en un grupo de investigación y acciones políticas sobre el autismo.    Además de estudiantes y clínicos, participan varios miembros de la ECF (Perrin M ; Grollier M. ; Borgnis-Desbordes E.) Sus primeros trabajos dieron nacimiento, en 2009, a una publicación de Presses Universitaires de Rennes: El autismo, su doble y sus objetos. En 2015, el mismo editor publicó las actas del Coloquio “Affinity Therapy”, durante el cual Owen Suskind y sus padres vinieron a aportar su testimonio. En 2013, el equipo creó un blog: autistes-et-cliniciens.org.

M.M.: Teniendo en cuenta nuestro próximo Congreso Mundial nos interesaría que nos comentara ¿Qué valor encuentra usted a la juntura de la vida en el cuerpo del Autista? ¿Cómo lo piensa? 
J-C.M.: “El desorden en la juntura más íntima del sentimiento de la vida del sujeto” es particularmente discernible en el autista. La ausencia de alienación significante le hace difícil habitar su cuerpo, mientras que su goce localizado sobre el borde frena la investidura de los objetos. Los autistas señalan que les resulta particularmente difícil interpretar las emociones. Están “secretamente atrapados en una afectividad mutilada”, señala Williams;  “tienen sentimientos y sensaciones, pero que se han desarrollado en el aislamiento. No pueden verbalizarlos de manera normal”.
   “El cerebro, confirma Harrison, no recibe los mensajes del cuerpo, incluso si el cerebro y el cuerpo hacen su trabajo cada uno por su lado”. Grandin no duda en comparar su manera de pensar con la de la computadora. Todos los autistas que tienen perspectiva suficiente sobre su funcionamiento constatan, como Tammet, que ellos no comprenden las emociones. “Eran cosas que me pasaban, dice, eso es todo, venidas de ninguna parte”. Insisten sobre su incapacidad para captar y expresar el goce y la vida emocional por medio del lenguaje. El simbólico con el que los autistas se estructuran no se inscribe en el cuerpo y no es portador del goce vocal, de allí la obligación de “comprender todo mediante el intelecto”, subrayada de entrada por Asperger. Los autistas se estructuran en un Otro de signos, ahora bien, el signo se aprende, mientras que el significante se incorpora.
  Cuando la clavija del significante-amo es defectuosa, el cuerpo es esencialmente percibido desde el exterior. “A falta de un sentido interno de mi cuerpo, confiesa Williams, había aprendido a funcionar sin él”, de modo que para aprehender su cuerpo en el espacio, ella debía verificarlo según su reflejo, o darse golpecitos, u observar las reacciones de los otros. Sin embargo, no todos funcionan de este modo. Por otra parte, las sensaciones propioceptivas difíciles de coordinar, les dan acceso a una motricidad a menudo torpe, y otras veces excelente (en su infancia, Williams podía balancearse en una rama de árbol a diez metros de altura). Lo que parece constante es que las emociones no producen afectos.
  Ciertos autistas de alto rendimiento logran una compensación remarcable de su dificultad para habitar el cuerpo. Conforme con la estructura del signo, la significación del cuerpo sólo adviene a partir de una representación. Para que el signo pueda captar la emoción, es necesario que ésta sea puesta en imágenes. Esto es exactamente lo que describe Harrison: “Los autistas tienen emociones pero deben importar el sentido de sus emociones a partir del exterior para poder tener acceso a ellas conscientemente”. De ello resulta que las emociones son aprehendidas de manera intelectual. “Quiero que me muestren las emociones”, pide D. Williams a una familia de amigos. […] Gracias a unas líneas y esquemas, pude ver la escala de la furia, la escala de la felicidad y la de la tristeza. Sobre estas líneas ellos marcaron las variantes inferiores y superiores: cansado, ocupado, irritado, agitado, enfadado, encolerizado y furioso. Intentaron mostrarme cómo cada estado podía traducirse sobre un rostro o reflejarse en las acciones”. Algunos autistas dan testimonio de una modificación subjetiva que se traduce por un sentimiento de pertenencia a su cuerpo.

M.M.: A partir de las funciones iniciales del borde, ¿cómo piensa usted las intervenciones del analista, en la dirección de "circunscribir el agujero, para transmutar en una falta menos inquietante con la que el sujeto pueda arreglárselas"?
J.-C.M.: A diferencia del psicótico, el autista no tiene el objeto en su bolsillo, más bien parece que lo guarda en su mano, es decir, que el control de ese objeto le importa más que nada. La particularidad de este modo de goce es lo que requiere un “forzamiento suave”. Esto es más que una actitud educativa, que toma en consideración los intereses del autista, se trata de un concepto psicoanalítico, que tiene en cuenta que el goce no es tratable sino por la falta. Debe ser un “forzamiento” porque inicialmente nada lleva al autista a afrontar por sí mismo la falta, es necesaria la insistencia de los padres, la presión social y un sufrimiento creciente de su soledad. Williams afirma que a ciertos niños autistas atrincherados en su encierro, hace falta enseñarles que “el mundo no cederá, y continuará exigiendo cosas sin cesar”, por eso, para que ese mundo no permanezca definitivamente cerrado para ellos, ella propone, y subraya, contra sus “propios sentimientos”, la necesidad de una “aproximación más fuertemente insistente”. Forzamiento necesario, entonces, pero debe ser “suave”, porque se trata de tener en cuenta el modo de defensa del autista, el cual consiste en guardar cierto control sobre el objeto de goce, él necesita tener la sensación de que no abandona demasiado ese control, de modo tal que la cesión de goce misma debe ser guardada en la mano. En primer lugar, indica Williams, para dar al niño el coraje de salir de su soledad interior, se trata de darle confianza y animarlo aceptándolo tal como es. Es así que podemos despertar su interés por el mundo, pero, precisa ella, sus primeras exploraciones, “hay que saberlo, no podrán hacerse más que en las condiciones que él conoce, las suyas”. Se trata entonces de crear un ambiente reasegurador, de manera que el autista pueda asumir el riesgo de ejercitarse en una cesión voluntaria y no mecánica de sus objetos pulsionales. Con un niño como Joey, quien, cuando se sentaba en el inodoro, temía perder sus vísceras, o ser tragado por el baño, el primer gesto del equipo de Bettelheim fue “animarlo a hacerlo donde, cuando y como el quería”. Permitir al niño autista proceder a una cesión precavida del objeto pulsional favorece la localización del goce sobre un borde, haciendo así posible un tratamiento controlado del exceso de goce. Al principio, el autista tiene necesidad de contactos no amenazantes: no mirarlos, no tocarlos, no aproximarse demasiado, demandarle lo menos posible, no “hacerle hacer”, dejarlo venir. Luego se trata de tomar apoyo sobre los intereses del sujeto, y no sobre una concepción rígida de la “normalidad”.
En las oportunidades en las que el autista ha asumido la decisión de acceder a unas pérdidas sostenidas sobre el borde, se produce su vaciamiento (por reducción a un elemento, por una reproducción menos engorrosa, por sustitución, etc.) Es necesario un entorno benevolente que busque valorizar las capacidades del sujeto. La evolución sobre el espectro del autismo sucede regularmente por una caída de los primeros objetos autísticos y por una toma de distancia respecto de los dobles, de modo que el vaciamiento del borde conduce a su reducción a un interés específico. Esta lógica, escandida por pérdidas sucesivas, no responden a la de un aumento de la información, sino a la del tratamiento del goce mediante cortes. La orientación psicoanalítica incita a favorecer la construcción del borde, y luego su vaciamiento.




Traducción : Ana Cecilia González

Versión no corregida por el autor

El autismo en la Institución – Confiar en el sujeto

                  El autismo en la Institución – Confiar en el sujeto
Luisa Aragón
NEL-Guatemala

La vida está hecha de encuentros memorables para todos los sujetos, no solamente para los sujetos autistas que en sus testimonios dan cuenta de cómo algunos encuentros han cambiado y marcado sus vidas.   Cerramos el ciclo 2017 de trabajo, marcado por buenos encuentros y  fuertes lazos transferenciales, que a partir del Observatorio de Políticas del Autismo de la FAPOL (Federación Americana  de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana), nos han reunido desde diferentes países  a trabajar y compartir  el interés  de reconocer  los diversos y particulares modos de acción dirigidas al intercambio con otros saberes en torno al autismo.

El sábado 2 de diciembre, nos reunimos a conversar  sobre el tema “El autismo en la Institución – Confiar en el sujeto”.  Sirviéndonos del dispositivo Webex, maestros y terapeutas  que trabajan con niños autistas en Guatemala y México testimoniaron sobre su quehacer diario,  “su docilidad y disposición” para generar las condiciones necesarias para dejarse sorprender por lo que cada niño  pueda mostrarles en su condición de sujeto.

 Contamos con la intervención de Lizbeth Ahumada, responsable de la NEL por parte del Observatorio de Autismo, quien con su clara transmisión, resaltó el valioso trabajo que los educadores realizan en las Instituciones donde se insertan. Lizbeth trajo a colación la importancia que tiene  para quien trabaja en una Institución el poder desapegarse o despojarse de esas identificaciones excesivas a los títulos que portan como educadores o terapeutas de educación especial. Las exposiciones de los educadores: Sara Belén Martínez Maya, Lilia Camacho Pérez, Luz de María Callen y Javier Ortiz,  dan muestra de manera preciosa como cada uno de ellos, desde su estilo ha podido sostener y reconocer la invención con que cada sujeto autista ya cuenta.

El niño lacaniano es un niño trabajador, un sujeto que porta un saber en el intento de hacer un  tratamiento de ese goce que lo excede.  La intervención de los psicoanalistas permite resaltar la construcción y puntualización de los hallazgos que ya los educadores han podido pesquisar sobre ese trabajo sin tregua que el niño viene realizando. Finalmente, Lizbeth mencionó  el valor de dejarnos enseñar por “esa suerte de radar sensible a la angustia de cada niño” con la que cada educador nos transmitió su experiencia en la Institución, posición ejemplar  cuando hablamos del campo del sujeto.

En este sentido y siguiendo la política de una verdadera batalla del autismo, continuaremos propiciando espacios de interlocución y presencia en la cuidad. Esperamos nuevos encuentros e intercambios para  el 2018.


Programa de radio:Libertad de palabra


                                    Periodista Patricia Varela, Rosa Lagos, Alejandro Olivos.

Dialogos abiertos: El autismo y la institucion escolar

Autismo: Diálogos abiertos: El autismo y la institución escolar.
Conversación a partir del libro: A cielo abierto, entrevistas. Mariana Otero (2013)
Nuestro agradecimiento especial a Aurora Nava Olivares y Luisa Aragón por su participación y las interesantes aportaciones que llevaron a cabo en la conversación que compartimos el pasado 21 de octubre en la sede de la Nel-CdMx, así como también a Paula del Cioppo y a todos los demás asistentes que con sus comentarios enriquecen este espacio.
Luisa  nos transmite de una manera muy coloquial, a partir de su lectura del libro A cielo abierto y de su trabajo con sujetos autistas, así como con el trabajo con maestros en la sede de la Nel-Guatemala, cómo para el psicoanálisis de orientación lacaniana es a partir del deseo del analista que se interviene. Esto implica que el saber no está del lado del interviniente, sino del lado del  niño. En el texto de A cielo abierto  se marca una diferencia entre educar e intervenir, así como también nos va llevando a descubrir que en el psicoanálisis aplicado a las instituciones no se hace psicoterapia o educación, no se hace una cura analítica en la institución, sino un uso práctico del psicoanálisis. Como operador hay que tomar partido, esto da cuenta de la importancia que tiene situar  desde dónde el otro se ubica. Siendo entonces que la transmisión de la posición de deseo es esencial. La transmisión de un deseo. Maleval ha hablado de un forzamiento suave  que está dirigido a poder llevar a cabo un desplazamiento de ese encapsulamiento rígido, pero sin olvidar su función protectora. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo hacernos partenaire de un sujeto autista? ¿Qué tipo de lazo conviene establecer?  
Aurora nos compartió un video que presenta diferentes aristas del trabajo con Alan y sus maestros en la  escuela. Su encuentro se da en su aula cuando  cursaba el cuarto grado de primaria y  nos transmite cómo con este niño  se requería ir más allá de lo que se esperaría de un aprendizaje curricular.  El tratar de hacer vínculo con Alan fue llevado a cabo de diferentes maneras, porque no podía estar quieto en un lugar dentro del salón de clase  y es a partir de su deseo de realizar un cuadrado de foaming que coloca debajo de su silla,  demarcando así su área de trabajo,   lo que le permite   permanecer dentro del salón de clases. Nos muestra en las imágenes cómo los diferentes maestros fueron ofreciendo a Alan una serie de objetos que consideraban pudieran interesarle para poder trabajar con él. Nos relata que los efectos que se van observando en el colegio  se amplían a casa. Hay un cambio sorprende en  la madre de Alan por el cual se acerca a Aurora  queriendo saber  qué estaba haciendo con él en la escuela, ya que el niño  había comenzado a llevar su vaso de leche a calentar al microondas de manera autónoma.
En esta conversación se hizo manifiesto el deseo decidido hacia el trabajo con sujetos autistas, tanto en la práctica cotidiana dentro del aula escolar y en lo que implica el psicoanálisis aplicado a las instituciones; compartiendo la pasión por realizar una diferencia en el sufrimiento singular que se vivencia de manera tan intensa en los sujetos autistas y que no les permite hacer lazo social de la misma manera.

Martha Aguirre

Entrevista a Claudia Lijtinstens por Paula del Cioppo

Ecos de México D.F.: Entrevista a Claudia Lijtinstens, a propósito de la conferencia internacional “Lo que la práctica con el autismo nos enseña”, dictada en la NEL-México. 


http://www.radiolacan.com/es/topic/1070/3#.Wfpxhc0kW_E.gmail

Reseña Seminario Europeo TEA


Informe de participación
Por: Marlon Cortés

Fueron tres días intensos de trabajo, coordinados por FUNDACIÓN ATENCIÓN TEMPRANA, TEADIR – ARAGÓN, TORREÓN Y PATINETE, a quienes se les agradece la invitación y la acogida para participar en los tres días de trabajo. También participaron en estas  jornadas otras instituciones como: ANTENNE 110, NONETTE, FUNDACIÓN MARTÍN EGGE, LA MANO EN LA OREJA, LE COURTIL, UNIVERSIDAD DE RENNES, a quienes también se les agradece su generosidad para compartir sus experiencias en los tiempos programados y en los no programados (almuerzos, cenas, corredores, etc).  Esta experiencia se puede compartir en cinco niveles distintos:

1.     VISITA A LOS CENTROS.
Este primer punto fue posible, gracias a la generosidad con el tiempo, por parte de las directoras del Instituto Torreón, y Patinete. Ellas dos me hicieron una visita guiada con la total disponibilidad para conversar sobre el trabajo allí.
Varios son los asuntos que puedo subrayar de estas visitas:
-        Disposición del espacio para el trabajo con niños autistas:
o   En Patinete, aulas especializadas en algún asunto: tecnología, música, dibujo, teatro.
o   En Torreón, algunos salones pequeños, y también un espacio como el de un parqueadero cubierto, dispuesto de rincones para los niños, creados por el equipo de trabajo, y por los mismos niños.
-        Relación con los padres: ¿cómo construir transferencia con los padres? Es la pregunta central con varios objetivos:
o   Que se construya transferencia con el niño.
o   Que el trabajo que se hace en la institución tenga eco en la manera como los padres se relacionan con el niño.
o   Y si suceden esas dos cosas, entonces se está haciendo lo posible para que el niño no salga de la institución prematuramente.
-        Son Instituciones con geometría y temporalidad flexible para ser la institución que la condición del niño requiere (la dirección de la cura).

Reseña: APL-Arequipa. Autismo hoy.

Reseña
Autismo hoy. Ecos y resonancias desde el Psicoanálisis Lacaniano
El 2 de setiembre pasado, luego de venir trabajando en un espacio dedicado al estudio e investigación de la clínica del Autismo en APL - Arequipa, nos dimos cita en una mañan
a de trabajo titulada “Autismo hoy. Ecos y resonancias desde el Psicoanálisis Lacaniano“, donde se presentaron elaboraciones a manera de un producto que da cuenta del recorrido hecho hasta ese momento. Cada  participante de este espacio pudo construir y compartir entre nosotros y con otros, aquello que hizo más resonancia en él a partir de los textos tomados de referencia, los testimonios de autistas, la práctica clínica y la participación en las V Semana del Autismo en Bogotá.
El encuentro de aquella mañana estuvo animada por la honestidad y singularidad puesta en los trabajos de Calos Chávez, Carol Cornejo, Esteban Carpio, Kathia Álvarez, Marlith Pachao y Soledad Álvarez que permitieron escucharnos y conversar sobre diferentes cuestiones en relación al Autismo. Cuestiones puestas sobre la mesa que posibilitaron interrogarnos y repensar el término Autismo y lo que nombra, ver de qué sujeto hablamos cuando hablamos de autismo, hacer un tránsito desde el “espectro” hacia la estructura autística y el abordaje que proponemos desde la perspectiva psicoanalítica, donde además, los propios autistas y sus testimonios fueron los protagonistas principales que guiaron y acompañaron nuestros recorridos.
En la actualidad estamos atravesando por un desdibujamiento de los límites de la especificidad del autismo. Después del fracaso de intentar buscar las causas en el factor genético, la contaminación ambiental o la falta de capacidades parentales de los padres, el discurso de la ciencia, que se sostiene en la apuesta por un real a ser descifrado a futuro con el progreso de su técnica, ha propuesto un salto entre la etiología y el tratamiento, tendiendo el puente del “Espectro Autista”, que le permite a su vez salvar la distancia entre la indeterminación de su saber incluyéndolo dentro del “Trastorno del neurodesarrollo”.
De esta forma, la vaporosidad del concepto “Espectro autista” se propone como una categoría continua, donde muchos han y pueden quedar englobados de un extremo a otro, basándose en la observación de dos características que definirían el trastorno: Déficits persistentes en comunicación social e interacción social y Patrones repetitivos y restringidos de conductas, actividades e intereses. De este modo el “Espectro Autista” ha terminado por engullir dentro de sí, múltiples estados clínicos que la psiquiatría clásica había definido, como el de la esquizofrenia infantil, proponiendo para todos una intervención que objetiviza al Sujeto.
Desde una mirada psicoanalítica, el estudio del Autismo nos enseña que la condición del niño autista es la condición por la cual todos nos vemos en algún momento enfrentados. ¿Qué quiere decir esto? El ingresar al mundo del lenguaje no es tarea sencilla para el ser que viene al mundo, toparse, con el campo del Otro, de sus palabras y de su existencia es algo a lo que uno consiente o no y que trae consecuencia en la vida.

En el autismo está en juego el trastorno de la relación con el Otro. Es un NO radical al Otro. Este rechazo sumerge al autista en su mundo y a la vez lo defiende de él; lugar donde no es posible un intercambio, un dar y recibir. ¿Y no es acaso que cada sujeto tiene una relación particular con el Otro? 
El psicoanálisis de Freud y Lacan hace un aporte fundamental para la clínica que plantea la noción de estructuras subjetivas las cuales determinan un funcionamiento del psiquismo de un sujeto, las neurosis, las psicosis y las perversiones. Sin embargo Jean-Claude Mavelal, va a tomar una cuarta estructura, la estructura subjetiva autística a partir de tres características mayores: una retención inicial de los objetos pulsionales, una estructuración del sujeto en el Otro de los signos, y un aparataje del goce por el borde. Siendo a partir de estas características que propondrá una “clasificación” discreta: Prekannerianos, Kannerianos, Asperger y, de Alto nivel., que nos permite una mejor comprensión de la condición autista y sus diferentes variaciones, tantas como  autistas existan.
Es así que desde la perspectiva psicoanalítica apelamos por la reivindicación de un tratamiento de los autistas que no se salte su singularidad y que propone como única vía a inventar, tomando en cuenta las variaciones singulares y esos pequeños “detalles” en cada caso. El sujeto autista deberá fabricar un puente, una salida, tarea en la cual debemos estar dispuestos a poder acompañarlo y brindándole un espacio de construcción, sin atropellarlo, ni aplastarlo pero no sin un “suave forzamiento”. Temple Grandin dirá: “las personas que más me han ayudado siempre han sido las más creativas y las menos aferradas a las convenciones”[1].
Este invento que deberá ser fabricado a medida, servirá como solución particular y deberá además incluir el resto. Con resto nos referimos a todo aquello que se encuentra en el límite de la relación con el Otro, es decir sus objetos, sus estereotipias, sus dobles[2]. Será solo por esta vía que un sujeto autista podrá fabricarse una salida digna y donde sus elecciones sean respetadas. Un sujeto capaz de tomar decisiones personales sobre su vida, su profesión sus relaciones sociales. Un sujeto independiente y no autónomo. Acérquense respetuosamente, sin prejuicios y abiertos a aprender cosas nuevas y encontraran un mundo que no hubieran podido imaginar”[3] – señala Jim Sinclair.
Esta es la batalla que libramos desde el psicoanálisis, una batalla por la diversidad.





[1] Maleval, J. “¡Escuchen a los autistas!”, Ediciones Grama, Argentina, 2012, pp. 9

[2] Eric Laurent en su libro “La Batalla del Autismo” en el apartado “Los sujetos autistas, sus objetos y su cuerpo”. p. 7

[3] Maleval, J. “¡Escuchen a los autistas!”, Ediciones Grama, Argentina, 2012, pp. 11