Autismo y escolaridad Marcela García Arrieta

Autismo y escolaridad
Maricela García Arrieta


En el marco del trabajo que realiza el Observatorio sobre políticas del autismo en la Ciudad de México, el pasado 6 de septiembre, se proyectó el documental “A cielo abierto” de Mariana Otero, para acompañar la conversación con profesores  de educación especial que laboran en instituciones públicas y privadas, familiares de sujetos autistas y público en general. El encuentro se  realizó en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, un recinto público, localizado en el Estado de México, y se suscitó bajo la interrogante propuesta que dio título a esta actividad: Conversación. Autismo y escuela ¿Cómo acompañar las construcciones del niño en los servicios de educación especial? Una mirada desde la cultura y el psicoanálisis.
Cabe compartir con ustedes, que inicialmente fuimos invitados a conversar únicamente con los profesores del Área de Enseñanza Artística del CCMB, quienes ante la iniciativa de la responsable del área de Talleres, nos pidieron nuestra intervención para orientar a los profesores frente a las muchas dificultades para hacer posible una clase de arte inclusiva de los sujetos con diagnóstico de Espectro autista que son recibidos en sus aulas; posteriormente deciden abrir la actividad al público, si bien no tenemos la certeza, algo nos hizo reflexionar sobre la muy numerosa asistencia al evento, en su mayoría profesores de esa zona, y una audiencia no menos importante de padres de sujetos autistas.
¿Y, por qué cabe compartir esto con ustedes?, nos pareció más claro cuando después del documental conversamos con los profesores. La queja giraba en torno a lo desorientados, solos y evaluados que los hacía sentir el encuentro con sujetos autistas en sus aulas, esa numerosa audiencia tenía en común, cada uno con sus particularidades, la preocupación que los llevó a ir donde el Observatorio sobre Políticas… ofrecía tan esperada respuesta, misma que por lo demás, tampoco tenemos, no del todo.

Respondemos ante algo: la evidente coyuntura que hizo posible esta conversación. Los asistentes, mediante su participación, nos abrieron paso a   detectar muchos puntos importantes, que plantearé solo a modo introductorio; entre ellos el referente al diagnóstico. Un profesor destacó el notable incremento estadístico de casos de niños con autismo, localizando en ello una pregunta al respecto, y es que si bien los profesores se declaran no facultados para llevar a cabo dichos diagnósticos, al nivel de salud pública y educación se hace cada vez más palpable la precipitación de diagnósticos de autismo, sin detenerse a cuestionar la delicada línea entre conductas autistas y una posición propiamente autista, sin embargo, esto poco atañe a los profesores, pues, sea una u otra, manifestaron sentirse responsables de arreglárselas con proporcionar evidencias  de avances académicos.  Es sabido que históricamente los docentes han tenido que resolver de alguna manera tal situación, no solo en casos de niños autistas sino con niños que son diagnosticados con TDAH y otros. Desde el añejo recurso en nuestro país de autorizarse a diagnosticar basados en la observación de las conductas en clase, hasta medicarlos dentro del aula o recomendar medicamentos a los padres de familia;  práctica que llevó a la adición de las fracciones, XIII, XIV y XV del artículo 75 de la Ley General de Educación1 donde se prohíbe, entre otras cosas, administrar medicamento a los educandos sin prescripción médica - siendo este un tema que ha provocado arduo trabajo de indagación gracias a la participación de docentes que asisten al Espacio de Investigación y Estudios de Autismo, que forma parte de las actividades del Observatorio en la NEL-CdMx. De este a otros han ido saltando los intentos de los profesores en su búsqueda para arreglárselas.
Abundaron los testimonios de docentes que encontraban en su experiencia alguna similitud con los interesantes casos observados durante el documental, otros más compartían no haber logrado dar una atención inclusiva a los pequeños, dado el insistente aislamiento al que ellos –los niños- parecían entregarse. Algunos de estos testimonios pretendían generosamente compartir un hallazgo: “es la música, usen música, que sirve muy bien y los relaja”, “estos niños no soportan que los miren, no los miren, ni les hablen directo, es mejor usar un lenguaje indirecto”, y es que cómo un maestro que es el que sabe, no va a saber qué hacer, qué proponerle, qué trabajo (im)ponerle a un niño en un aula a su cargo; ésta es la constante pregunta que podíamos escuchar entre líneas gracias a la amable participación de los docentes. El sistema educativo les ha brindado algunas sugerencias en los escasos recursos proporcionados, como manuales de apoyo2 que indican: “utiliza apoyos visuales”, “enséñale con listas”, “establece contacto visual con el niño”, entre otras más pintorescas.
Ante ello, un modesto primer acercamiento en la conversación con éstos profesores ávidos de una alternativa diferente a aquella, que solo los ha sumergido en “angustias y frustraciones” a ellos, a los niños, a los padres y a las autoridades educativas; fue rescatar el hecho de lo poco viable que ha sido, en su experiencia, hacer posible una inclusión a partir de las sugerencias que apuntan a la homogenización. Dichos testimonios decantaron la valiosa conclusión de que no hay mejor inclusión que la de atender la diversidad y detenerse a querer saber algo del misterio que cada uno de estos sujetos es, a su modo, y abandonar la pretensión de seguir recetas universales para poder acompañarlos en el ámbito escolarizado.
El psicoanálisis, desde nuestra orientación, que es Lacaniana, no persigue ninguna pretensión de convertirse en La propuesta para el tratamiento posible de los sujetos autistas, estamos anticipados de dónde lleva tal cometido. Fuimos convocados y respondemos ante la posibilidad de abrir algún espacio para el psicoanálisis en este campo; ya a esta tarea nos preceden, en otros países,  colegas mucho más experimentados, pero por ahora nos llena de dicha encontrarnos muy lejos de la indiferencia ante el fructífero trabajo que nos presenta este síntoma en lo social.
No solo testimonios hablados encontramos en este encuentro, pudimos ser testigos de los efectos que puede producir el respeto a los elementos de interés de cada sujeto autista. Emotivo momento trascendió cuando recibimos algunos dulces elaborados por un joven autista, que tiene un especial gusto por cocinar y cuyos padres nos obsequiaron, a modo de gratitud por abrir este espacio, sus elaboraciones. Y con la emotividad, pero también con algo más, puntuar este evento importa, porque es nuestra intención que esas voces no queden sin ser escuchadas. A partir de esta grata experiencia, que nos ha causado, nos disponemos a continuar el trabajo por el que hemos sido convocados, nos ponemos a andar con nuestro campo esta brecha, y nos disponemos también a más, mucho más de esto, que para nosotros recién comienza.
 REFERENCIAS:
  1. Ley General de Educación, artículo No. 75 y 76, Diario Oficial de la Federación, Ciudad de México, México, 17 de abril 2009.   
Trastorno del Espectro Autista. Material de apoyo para el docente. Versión preliminar. Comisión Nacional de

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