Conferencia de Daniel Tammet: “Cada palabra es un pájaro a quién le enseñamos a cantar”[1]
Marlith Pachao
Daniel Paul Corney o más conocido como
Daniel Tammet es escritor, poeta e hiperpoliglota inglés. Su recorrido
excepcional tuvo como punto de inicio el autismo, diagnóstico que recibe a los 26 años, pasando
por el número Pi hasta llegar a su
carrera internacional de escritor. Nacido en Barking - Londres en enero de 1979,
presentó desde una edad temprana ciertas particulares y una extrema
sensibilidad que lo hacían diferente de los otros.
Amante de los números, Tammet desde pequeño
logra establecer un estrecho vínculo con estos. Dirá: “Ellos me calman y me
tranquilizan. Cuando niño, mi espíritu se paseaba en paz en el paisaje numérico
donde no había ni tristeza, ni dolor.”[2]
Los números se convierten en una especie de capa protectora para él donde se
sumerge. Ellos le ayudan a lidiar y comprender el mundo, a los otros, las
reglas sociales, los ruidos, etc. Mundo que le resulta ajeno y extraño.
A diferencia de otros autistas, él pudo
hablar, aunque haciendo un uso singular de las palabras. Las palabras para él
tienen un color, una textura, emociones e incluso movimiento, fenómeno que en
neurología se conoce como sinestesia. “(…) ochenta
y nueve por ejemplo, es azul oscuro, como un cielo de tormenta, de una
textura perlada, con un movimiento vacilante, arremolinado hacia abajo, que yo
interpreto como la nieve o más
extensamente el invierno”[3].
Un día, relata Tammet, a la edad de 7 años se encontraba mirando a través de la
ventana de su habitación, mientras caía espesos copos de nieve de un blanco
puro que cubría todo como una capa. “Nieve” murmuraba él según lo que sus
padres le había dicho, sin embargo lo que se le venía a la mente era 89. Al
quedar encantado por este espectáculo natural, una idea atravesó su mente 979.
Resultado de la multiplicación entre 89 y 11 (número que describe como bello y
brillante), que venían a nombrar aquel torbellino invernal.