Sobre la cuestión de los autismos

Alejandro Olivos

La cuestión de los autismos constituye hoy en día la piedra angular de la reflexión sobre la convergencia/divergencia entre las nociones relativas a la irreductible singularidad del sujeto y los avances de las neurociencias, las cuales, por su método y su lógica, producen un saber universal que procede de una « ideología de la supresión del sujeto »[1], según la expresión de Jacques Lacan en Radiophonie.

A mediados de los años 2000 surge en Francia el Libro negro del psicoanálisis, trabajo colectivo que escandía la batalla encarnizada que oponía a los psicoanalistas y los partidarios de las terapias cognitivo-conductuales (TCC), basadas en el aprendizaje y el condicionamiento. Dicha oposición se centraba alrededor de la cuestión de la evaluación de las psicoterapias. Las TCC venían siendo evaluadas desde hacía unos veinte años por estudios anglosajones con resultados muy convincentes. En efecto, siendo el objetivo de dichas psicoterapias la erradicación de un síntoma puntual y aislado –y esto en un corto lapso de tiempo, de acuerdo a los intereses de las burocracias sanitarias–, su evaluación no podía sino atribuirles una eficacia sorprendente, dado que el conjunto de la vida anímica del sujeto –sin mencionar las ulteriores recidivas y desplazamientos del síntoma– no tiene cabida en los protocolos de evaluación.

En el fondo, lo que estaba en juego en esta disputa era, y sigue siéndolo actualmente, el mercado de lo mental: ¿hasta qué punto se puede mercantilizar lo mental en una sociedad de libertad y en un Estado de derecho? El psicoanálisis constituye hoy en día uno de los últimos enclaves en dónde no vale la relación costo-beneficio; es tanto más necesario y tanto más atacado en la medida que la relación de rentabilidad gobierna todo el resto de nuestra sociedad.

La batalla política del autismo. TEAdir en el parlamento catalán.



COMPARECENCIA ANTE LA COMISIÓN DE INFANCIA
DEL PARLAMENT DE CATALUNYA
15 de noviembre de 2016


En defensa de la pluralidad de abordajes, la causa de los padres y la voz del autista



Iván Ruiz

Presidente de la Asociación TEAdir de padres, madres y familiares de personas con TEA


Estimada presidenta, estimados miembros de la Comisión,

Como Presidente de la Asociación TEAdir de padres, madres y familiares de personas con autismo quiero agradecerles muy sinceramente su invitación a participar en el marco de esta cámara, plural y democrática, en la que, deseamos, sea un debate sostenido en el tiempo.
Querría sin embargo empezar mi intervención expresando la incomodidad que nos genera  -y hablo en nombre de muchos de los padres que hoy represento- sentirnos empujados a entrar en una confrontación de tratamientos para el autismo que está lejos de nuestros objetivos fundacionales. 
La Asociación TEAdir fue creada para proteger una sensibilidad diferente a la hora de entender y tratar el autismo, que fue representada en los reclamos que la Asociación Aprenem hizo al Congreso de los Diputados, en el año 2010. Querríamos pensar que sus demandas fueron hechas con la mejor de la intenciones –reclamaban la mejora de la atención de las personas con autismo- pero, a nuestro entender, con la peor de las formas, pues prevían esa mejora a partir de un único abordaje financiado por la administración, el conductista. El posicionamiento de la entidad que represento es otro y la invitación a hablarles hoy aquí –desde mi doble condición de padre y profesional- me permite exponerlo.

1.      La acción política en términos de autismo
Creemos firmemente que la oferta pública de la atención a las personas con autismo y a sus familias es una cuestión que debe ser dirimida por las administraciones y por los profesionales que están implicados en la atención directa de las dificultades por las que una persona con autismo pasa a lo largo de su vida. Como decía el sociólogo Michel Gauchet, la política es el lugar de una fractura de la verdad. Y en términos de autismo, ni padres, ni profesionales, ni políticos estamos en disposición de avanzar con verdades absolutas.

2.      Un lugar para el saber profesional
En el debate sobre el autismo en Cataluña se ha producido en los últimos años un desplazamiento que nos preocupa. Se ha pasado de lo que debería ser la mejora en la atención de los niños con autismo a una batalla por el tratamiento más eficaz. Hemos escuchado algunos posicionamientos que caen en el ejercicio del poder y en la exigencia de la mejora de unos en detrimento de la de otros. Si bien los padres y madres podemos aportar nuestra experiencia en el día a día y al largo de los años con nuestros hijos, no nos corresponde a nosotros ni elaborar el saber epistémico ni contribuir a consensos profesionales. Se nos ha empujado a intervenir en un debate profesional que no nos corresponde, que no creemos que lleve a ningún lugar, pero del que nos encontramos sin poder escapar si lo que queremos es ser escuchados como padres.