¿Enseñar al autista?
Por Mireille Battut
Traducción libre sin
autorización del autor por:
Marlon Cortes
Estamos
acostumbrados a concebir la mayoría de las preguntas en términos dialécticos:
hay un adentro y un afuera, hay el otro y yo. Uno se convierte en un sujeto al
aceptar al otro que está en uno mismo, al reconocerse a sí mismo como un sujeto
dividido. Pero a veces esta dialéctica no funciona; el niño del cual hablo se
está poniendo intranquilo (inquieto) con la división. Y un padre puede
confundirse con esto, pues no está preparado para los efectos que esto trae en
el nivel del lenguaje.
Los
impasses en la transmisión.
Frente
a la ausencia de palabras sonoras de mi hijo Louis, yo me sorprendí por una
extraña anomia que me impidió encontrar mis palabras cuando intenté hablar con
él. Terminé descubriendo que me escuchaba mejor cuando yo hablaba cantando. A
él le gusta mucho una caja de música. Sin embargo, no pude ayudarlo a operar el
mecanismo, ya que percibió mi ofrecimiento de ayuda como una intrusión
desagradable. Tuve que esperar a que él decidiera un día, por él mismo, venir a
buscar mi brazo para que le ayudara. Cuando tocábamos "dada"[1],
Louis estaba de espaldas y pasábamos frente a un espejo; él me reconoció, pero
no se vio a sí mismo. Es algo intrigante este asunto. Él me ve en el espejo. Él
reconoce y dice "es mamá". Pero no reconoce a "es Madre"
como Otra para él y, por lo tanto, no se ve a sí mismo. Entonces, ¿cómo
enseñarle, si no me reconoce como Otro para él?
En
lugar de intentarlo dividir, en vano (pues es un niño que es Uno), sin duda
debe proponerse mejor ser Más Uno con él. Al ubicarme a la altura de su mirada,
podría seguir la lógica de su funcionamiento, que llamaré, topológica. Descubro
que el pensamiento de Louis pasa por trayectorias visuales y rítmicas. Cuando
sale del auto, mira cuidadosamente a su alrededor, se desplaza, calcula las
distancias. No necesitaría dejaur caer pequeñas piedrecitas para saber el
camino, pues tejió hilos invisibles que lo conectan con unos puntos de
referencia, con los cuales puede encontrar el camino a casa. Al mirarlo
distraídamente un día, vi las trayectorias superpuestas observándole su mirada.
Entonces fue posible leer sus hilos. En el Dogon, hilo es una palabra, y tejer,
una actividad sagrada que construye el lenguaje. Yo a veces soñaba con escuchar
hablar a Louis; un día que soñé eso, volteé la cabeza, lo miré, y de su boca
salieron hilos. A partir de su operador visual y rítmico, Louis parecía
construir tiempo en la repetición. Así, durante las vacaciones, Louis descubre
cada año, con mucho deleite, el gusto y el olor
del mar en Toulon. Todo es igual ... o casi. Ese verano, Louis recogió un
puñado de arena del fondo del agua, la frotó y observó cómo se escapaba entre
sus dedos, regresando al fondo del agua. Él sale del agua y hace lo mismo con
la arena de la orilla, la más fina. Toma un puñado y la echa en el agua. La
arena de la orilla está ahora en el fondo. Entonces, hay arena en el agua y
arena fuera del agua. Hay Louis en el agua y Louis fuera del agua, pero no al
mismo tiempo. No es posible entrar y salir al mismo tiempo. Louis piensa. No
podemos pensar y estar al mismo tiempo. El tiempo pasa como la arena de la
orilla.
Al
final de las vacaciones, nos detenemos en la casa de un amigo para una
excursión. Llegamos a una gran meseta con montañas alrededor, a la distancia.
Louis se sienta en la hierba, en el aire suave, y saborea. Graba una imagen
circular (360 grados) que le contiene y le rodea. Se sitúa en el centro, en una
gran estabilidad emocional y sensorial. Pero hay que irse de ese lugar. Yo leo
una cierta tristeza. Mamá dijo: vamos a casa, es el final de las vacaciones.
Louis toma un puñado de tierra del sendero y lo hace fluir entre sus dedos.
De
vuelta en París, veo los fragmentos de recuerdos tomados del celular. Hay un
video de Louis en el piano, en casa de mi hermana. Louis oye desde lejos, corre
hacia mí y se reconoce a sí mismo en la foto. Parece sorprendido por una
revelación intensa, como si realmente estuviera escuchando el piano por primera
vez. Él baila, aplaude, pide el video una y otra vez. Luego reconoce y busca otras
escenas en la galería de fotos y videos en mi celular, que pide ver, revisar,
escuchar, escuchar nuevamente, cada noche, cuando vengo del trabajo. ¿Podemos
decir que la imagen real de la pantalla portátil – doble de él mismo - jugó el
papel de espejo? ¿Qué le permitió reconocerse como sujeto, estableciendo un
curso en su relación con el otro? ¿Qué papel jugó la pantalla en dicho
reconocimiento?
La
enseñanza ahora es posible porque se ha establecido un circuito: Louis escucha,
luego regresa al piano para reproducir o hacer evolucionar lo que ha producido.
Se enseña a sí mismo, pero repasando mi grabación. Sin embargo, este jubiloso
descubrimiento tuvo una consecuencia inesperada: ahora me resulta más difícil
filmarlo porque, tan pronto como me ve apuntando la cámara, corre hacia mí para
verse de inmediato, olvidando, en su prisa, que no puede ser al mismo tiempo
delante y detrás del lente. La noción de el tiempo que pasa, que parecía ser adquirida por la
experiencia de la arena, se contradice con la inmediatez de la imagen y su
reiteración para verla, a voluntad. Le digo esto a la persona encargada de
Louis en la institución que lo acoge, y estamos de acuerdo en trabajar juntos
en el tema del tiempo
que pasa,
proponiéndole a Louis que lleve a la institución la cámara para grabar y luego
para ver qué momento ha captado.
¡Nosotros,
los padres, necesitamos absolutamente del Más-Uno de una institución que
considera a cada niño uno por uno!
Desde
la publicación de la nueva "Estrategia nacional para el autismo en los
trastornos del desarrollo", la inclusión se ha convertido en la palabra
clave, no en un ideal deseable, sino en un requisito imperativo. La inclusión
no es integración. Si la integración es colectiva, la inclusión es individual
o, para ser incluida en la escuela general, al ingresar al jardín de
infantes,
cualquier niño debe primero aprender a "ser un estudiante". Si la
promesa del gobierno de un "gran salto cualitativo para una escuela
totalmente inclusiva" se toma en serio, entonces la escuela tendrá que
cambiar para acomodarse a nuestros niños. De hecho, enseñar a personas autistas
no es revertir el conocimiento, y volverlo "personalizado" o
"individualizado". Enseñar al autista es aceptar que la idea es
enseñarte a ti mismo con él, cómo es que él aprende.
Epílogo:
enseñarse a sí mismo es un asunto para reconsiderar, pues me di cuenta de que
la prisa de Louis por venir y ver que ya estaba en el video pertenecía al
tiempo lógico. Por este acto, que estaba dirigido a mí, indicó: Estoy aquí y sé
que estoy. La consecuencia lógica es que ahora a veces se niega a ser grabado
en el celular. En tanto sujeto, puede hacer uso de su consentimiento.
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